El Convento de San Francisco de Valladolid, parte II
El convento era gótico, sus obras comenzaron en este estilo,
es de suponer que la parte más vieja y la iglesia conventual respondiesen a
este estilo arquitectónico. Pero también debemos pensar que, a lo largo de seis siglos de
existencia, los añadidos y capillas que se adosaron se hicieron al modo y a los
gustos del momento. Los mecenas, que aportaron sus reales para agrandar la
iglesia y el convento, daban su parecer y elegían a sus pintores y escultores
para sus caprichos, para eso pagaban.
Fachada de San Francisco dibujada por Ventura Seco |
Tuvo nada más y nada menos que 33 capillas, esto nos da una idea de que hubo muchos patronos y bienhechores que aportaron para engrandecer al convento franciscano.
Pero lamentablemente
no se posee ninguna muestra gráfica, ni pictórica, ni similar que nos aclare
cómo se distribuyeron las diferentes obras de arte del cenobio, ni cómo eran
las capillas, ni las rejas, ni los claustros, en fin sólo poseemos el plano de
1830 y la capilla dibujada por Valentín Carderera, años antes de su demolición,
de la capilla de los Linajes. Eso es lo único que poseemos.
Y por supuesto las
obras de escultura y pinturas que han llegado hasta nuestros días, muchas en el
Museo Nacional de Escultura , otras en templos de Valladolid.
La fachada que daba a la Plaza Mayor:
Fue dibujada por Ventura
Pérez en 1738, para la Historia de Valladolid de Antolínez de Burgos. Suponemos
que esta fachada, la dibujada, pudo ser reformada o restaurada después del
inciendo de 1561; pues anteriormente debió haber otra, que se retocó hacia 1455
por el Arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, el mismo que casó a los Reyes Católicos en 1469.
Felipe II dejó dicho
después del incendio:“Que se haga la portada de Sant Francisco, sacándola
a nivel de las demás y encima se haga un corredor con un altar para decir misa
y sobre este corredor, aya otros hasta igualar con el alto de las casas de un
lado y del otro…”
Esto nos lleva a la
conclusión de que la fachada era otra distinta a la anterior, a la que se dotó
de un altar para que se dijera misa y la oyeran los mercaderes sin dejar su
trabajo en la plaza del mercado.
Según María Antonia Fernández del Hoyo, esto ya se
hizo en tiempos del arzobispo Carrillo, (pág. 65). Además apunta la existencia
de un grabado en el Castillo de la Folie, en Bélgica, donde aparece una de las escasas
representación gráfica del mismo, donde aparece Felipe el Hermoso participando
en un juego de cañas, en 1506, en la plaza del mercado.
La imagen de San Francisco se debió colocar en época tardía,
hacia 1727, apenas duro un siglo en su hornacina de la fachada.
También tenía un gran reloj, por el cual se regía la
vida religiosa, laboral y social del Valladolid de entonces. Incluso la
artística pues se pactaban contratos públicos para cualquier trabajo de
arquitectura, escultura y pintura. Es más que probable que desde se ahí se
gestaran los pasos procesionales de Semana Santa.
En una reparación de la torre, en 1623, se decía lo
siguiente: “se vuelva a poner el dicho reloj en la torre y edificio… poniendo
al lado de él las armas de esta ciudad con el letrero que hoy tiene para que
siempre y en todo tiempo conste que el dicho reloj es de esta ciudad” (D.
Merino Beato, Urbanismo y Arquitectura de Valladolid, pág 201)
La Iglesia Conventual:
Se comienza a construir en 1265 y se termina en 1275,
era de una sola nave, “muy clara, dilatada y capaz… cercada de capillas todas muy decentes
y adornadas” con las paredes de yeso y artesonado de madera, aunque en el siglo XVI se cambió por
bóvedas. Medía de largo unos 40 metros, desde el altar mayor hasta los pies, y
de ancho unos 12,50 m.
En 1809 se hizo inventario y se contabilizaron 22
altares de santos e imágenes con todo lo necesario para celebrar misas.
La Capilla Mayor:
Comenzó siendo de patronazgo real, pero luego fue
cedida a los Condes de Castro, es decir, a la familia de los Gómez Manrique de
Mendoza.
Se accedía a ella por un gran arco apuntado que estaba
en la capilla de los Rivera, en su ámbito se encontraban las Sacristías vieja y
nueva, la Resacristía o Capilla de San Bernardino y otras dependencias.
El presbiterio debía tener un acierta altura sobre
bóveda de más de 4 metros hasta que se suprimió en entre 1619 y 1622, cuando se
cambió el primer retablo por otro de nueva creación.
En el inventario anteriormente citado, de 1809, se
catalogaron seis cuadros, tres de ellos sin
especificar, aunque uno de ellos puede ser el de Nuestra Señora de pie con San Francisco
de rodillas. Los otros tres representaban
a San José, San Francisco y Santo Domingo.
Tuvo tres, el primero colocado en 1578,aunque debía
estar hecho de antes, lo ejecutó el escultor Sebastián de Burgos, quien lo tasó
en 320 ducados. Lo pintaron y estofaron Benedito Rabuyate y Simón de Isla. Formado
por una imagen de la Asunción, un Cristo crucificado, y varios santos y ángeles.
Retablo de Laguna de Duero, segundo retablo de San Francisco |
El segundo se ubicó en 1622 y se quitó en 1674, cuando se vendió a la parroquia de Laguna de Duero por 5.000 reales. Tiene pinturas de San Antonio y de San Bernardino, de San Buenaventura y un lienzo de la Santísima Trinidad, posiblemente obras atribuidas a Diego Valentín Díaz.
El tercero, de 1674, que poseía una Purísima
Concepción, con camarín y varios santos; San Francisco y Santo domingo, San
Juan de Capistrano, San Bernardino de Siena, San Pedro Regalado, San Francisco
de la Parrilla, San Joaquín y Santa Ana.
Pero la imagen que realzó los dos últimos retablos
mayores fue la imagen de la Inmaculada Concepción de Gregorio Fernández. Cuando
la ejecutó la colocaron en la capilla de los Condes de Cabra; para luego, en
1622, ubicarla definitivamente y hasta la demolición del templo en la caja
central del retablo.
Retablos colaterales y Reja de la Capilla Mayor
Hubo dos retablos colaterales, uno, el del Evangelio,
dedicado a Nuestra Señora de la Peña de Francia y el de la Epístola a San
Bernardino.
Aunque fueron sustituidos, en uno estaba San Francisco
y en otro la Virgen de la Peña de Francia. Aunque se hicieron otros dos por la
mano de Francisco Díaz de Tudanca.
La Reja
Antes de ubicarla su lugar lo ocupaba el coro, que estaba en la nave central del templo, pero al trasladar éste a los pies del templo en piso superior, se ubicó aquí la reja, que dividía la Iglesia en dos partes, la Capilla Mayor del resto de la Iglesia. Hubo al parecer dos, una del siglo XVI, a comienzos, y la segunda de 1619.
No se ha conservado como buena parte de las obras del cenobio franciscano.
Parroquia de Laguna de Duero, al fondo el retablo franciscano |
No hay comentarios:
Publicar un comentario