|
Abrazo ante la Puerta dorada. Pedro de la Cuadra. 1599 |
Me resulta muy grato publicar este artículo, escrito por mi gran amigo fray Mario Alonso, de la Orden de la Merced, y que durante varios años estuvo al frente de los mercedarios de Valladolid .
|
Imposición del hábito a San Pedro Nolasco Pedro de la Cuadra 1599 |
Gira en torno a las obras mercedarias que se encuentran en los almacenes del Museo Nacional de Escultura de Valladolid y que han salido a la luz recientemente en la exposición "EL LUGAR DE LOS INVISIBLES" .
|
Presentación de Jesús en el Templo. Pedro de la Cuadra, 1599. |
Aunque se centra más concretamente en la Virgen de la Merced, pero cita otras obras ahí expuestas, (aquí vemos 5 muestras de ello) y que todavía pueden ser visitadas hasta este próximo domingo, amén de otras muchísimas más rescatadas del desván del Museo.
|
Presentación de la Virgen en el Templo. Pedro de la Cuadra, 1599 |
|
Anunciación. Pedro de la Cuadra, 1599. |
Será una lástima que se vuelvan a guardar, dicen que salvarán a una para mantenerla en la exposición permanente, yo creo que deberían salvar todas. Pues todas son dignas de ser vistas. Con una sola no hacemos nada.
Fotos tomadas durante la visita, fragmentos del retablo realizado por Pedro de la Cuadra para el Convento de Nª Sª de la Merced, ca 1599.
LA MERCED EN EL LUGAR DE LOS INVISIBLES
del Museo Nacional de
Escultura
Por fray Mario ALONSO AGUADO, orden de la Merced.
No cabe duda alguna, de que la Orden
de la Merced caló hondo en la ciudad de Valladolid, recia ciudad castellana que
llegó a gozar de un notable esplendor social, económico y político, llegando a
ostentar el título de capital del imperio español. Tanto el Convento de Nuestra
Señora de la Merced, de mercedarios calzados, como el Convento de San José, de
mercedarios descalzos dieron sobradas pruebas de ello. Los mercedarios se
significaron como redentores de cautivos, recolectores de limosnas, afamados
predicadores, profesores universitarios, teólogos, escritores, misioneros,
directores espirituales, garantes del arte sacro y alentadores en todo momento de
la fe y de la religiosidad popular.
Los cronistas clásicos de la historia
vallisoletana dan fe de ello. En nuestros días, María Antonia Fernández del Hoyo, Luis Carretero Ajo, y Roberto
Alonso, por distintos motivos y en diversas circunstancias, se han acercado
al pasado de la Merced de Valladolid legándonos interesantes páginas acerca del
pretérito mercedario de la ciudad del Pisuerga. Museos, monasterios,
parroquias, bibliotecas, archivos, coleccionistas privados, albergan parte de
las obras artísticas que la Merced encargó y produjo para los dos conventos
anteriormente citados. En otras ocasiones, hay imágenes, retablos, columnas,
cálices, pinturas, libros, documentos, ornamentos sagrados, que duermen el sueño
de los justos en viejas sacristías, en sótanos, en almacenes, o en descuidadas
iglesias rurales, allí yacen a merced del polvo y en el olvido más absoluto.
Especial
mención merece el Museo Nacional de Escultura, formado en sus inicios con los
fondos artísticos que se fueron almacenando tras las desamortizaciones de los
conventos en el siglo XIX. Su colección permanente tiene algunas muestras
significativas del arte mercedario de Valladolid. Pero otras, no se han podido
ver hasta ahora, se han desempolvado, y se han mostrado al gran público.
Gracias al montaje de la exposición temporal “Almacén. El lugar de los invisibles” se han sacado a la luz 300
tesoros que nunca antes se habían exhibido: un verdadero arsenal de imágenes de
cristos, vírgenes, santos, náufragas de la historia y supervivientes de
desamortizaciones, guerras, expolios o de ventas falaces. También se exponen columnas,
bustos, relicarios, pedazos de retablos, de alas rotas, de cabezas degolladas, de
brazos y pies mutilados, un auténtico conglomerado de obras fragmentadas de lo
más variopinto. Unas, verdaderas obras maestras, de autores consagrados; otras,
piezas secundarias, de autoría anónima, diluidas en el gran conjunto. Y todas,
arrancadas de los espacios devocionales para las que fueron concebidas y
refugiadas ahora en el museo. La exposición, programada en principio para
abrirla al público, desde el 29/05/2019 hasta el 17/11/2019, alcanzó tanto
éxito que tuvo que ser prorrogada hasta el 19/01/2020.
Imposible traer aquí todas las obras
mercedarias de la exposición. Especial mención merecen la media docena de
relieves y algunas tablas de Pedro de la
Cuadra, Ca. 1599, que formaron parte del retablo mayor del convento de la
Merced Calzada, escenas que ponen en evidencia el gran marianismo de la Orden.
Personalmente queremos destacar una imagen de la Virgen de la Merced, del
convento mercedario descalzo. Escultura de la Virgen presentada en movimiento, de
pie, con el Niño en brazos, llena de dulzura y encanto pueril. Ha sido datada
como de mediados del siglo XVIII.
La queremos destacar porque existen otras dos
más, de igual estilo y autoría, aunque de tamaños más pequeños, una en un
templo de Arévalo (Ávila) y otra, aún más pequeña, en la iglesia de la
Magdalena, de Valladolid. Hay que reconocer que los mercedarios descalzos
supieron propagar, como nadie, la devoción a la Virgen de la Merced en su
plural de las Mercedes. De la primera de las tres conservamos un grabado de
época que viene a demostrar la gran devoción que la imagen arrastraba tras de
sí.
El museo, en su afán por interactuar
con sus numerosos visitantes, lanzó la propuesta “Libera una escultura”, con el
ánimo de que una de las 300 obras expuestas temporalmente, pueda salvarse e ir
a engrosar las piezas de su exposición permanente, el resto, tras el desmontaje
iniciarán su camino de vuelta hacia las reservas del museo. Cuando esto
escribo, aún no se sabe que obra han elegido. ¿Cuál de ellas se liberará?