Interior de la Colegiata. |
A lo largo del Siglo XVI hubo una serie de Abades que ocuparon la sede la Iglesia Colegial de Valladolid. Tres fueron abades o priores de la ciudad del Pisuerga. Aunque todos ellos, los 5, llevaron y tuvieron nombres y apellidos iguales o semejantes. Todos se llamaron Alonso y además 3 de ellos se apellidaban Enríquez, por pertenecer a la familia y casa de los Almirantes de Castilla.
Hubo confusiones en torno a ellos, se confundían unos con otros y en sus cargos, pues casi todos ellos fueron contemporáneos.
De Estos 5 personajes fueron:
Alonso Enríquez, Obispo de Osma.
Alonso Enríquez de Arellano, Prior de Valladolid.
Alonso de Villarroel, Abad de Valladolid.
Alonso Enríquez, Abad de Valladolid, y
Alonso de Mendoza, nuestro último Abad.
Nos ocuparemos del último, Don Alonso de Mendoza, sucedió en el cargo a Don Alonso Enríquez, el cual falleció el 13 de Enero de 1577. Enterrado en el Altar Mayor de la Colegiata .
Es por ello que Don Alonso de Mendoza tuvo mucha implicación en las Cofradías y en cómo regularlas.
Ya dijimos que en 1578 aprueba la Regla de la Piedad.
También en 1588 dispuso
que todas las procesiones se hiciesen de día.
Así el 13 de Abril de ese mismo año, el notario Amador de Santiago notificó a las cofradías el
siguiente auto de Don Alonso de Mendoza, abad de la Villa:
Colegiata de Valladolid |
“Don Alonso de
Mendoza, por la gracia de Dios y de la santa Yglesia de Rroma abad desta villa
de Valladolid: por quantos somos ynformados de los yncovenientes que susceden
de acerse las procesiones de deziplina en esta villa en este santo tiempo de
noche, de que nuestro Señor es deservido y la rrepublica descandeliçada, hemos
acordado que todas las dichas procesiones se agan de día, y ansí por la presente
mandamos en virtud de santa obediencia y so pena de excomunión mayor late
sentencie a la cofradía de la Vera Cruz desta villa que agan su procesión de
deziplina mañana Juebes Santo y salgan de San Francisco como tiene de
costumbre, a las cinco de la tarde y buelvan de día - y la cofradía de la
Pasión salga a las seis de la tarde - y agan sus procesiones y buelban a sus
casas de día - y la procesión de la Quinta Angustia salga el viernes santo a
las cinco de la tarde - y la cofradía de las Piedad a las seis de la tarde. A
las quales dichas cofradías mandamos no se encuentren ni agan escandalo so la
dicha sentencia de excomunión y de veinte ducados para obras pías, en los
quales dende agora los avemos por condenados - y lo contrario aziendo
procederemos contra los rrebeldes quanto y con derecho dedvamos. - Y de parte
de la santa madre Yglesia exortamos y de la misma pedimos al Corregidor de esta
villa por el Rrey nuestro señor y a su lugar teniente en el dicho oficio no
permitan salgan las dichas cofradías a azer las dichas procesiones si no es a
la dicha hora y tiempo, por que en ello.Dios nuestro señor será servido -y lo
contrario aziendo qualquiera de las dichas cofradías, ynbocamos el auxilio del
braço rreal para que vuestras mercedes manden dar sus mandamientos a sus
merinos y alguaciles por las cuales manden prender y prendan a los alcaldes y
mayordomos de la cofradía que lo contrario hiziere, porque en ello Dios será
servido e yo rrescibiré merced.
También intervino en el conflicto que pudo haberse organizado en 1592 entre los cofrades de la
Piedad y los de las Angustias.
Ambas hermandades salieron con su procesión a las seis de la tarde, bien provistos de
armas, encontrándose. Y de no intervenir D. Rodrigo de
Santillana y D. Antonio de Ulloa, alcalde y alguacil mayor de la corte,
respectivamente, hubiera sobrevenido un choque de funestas consecuencias.
Colegiata, ahora Museo Catedralicio. |
Cuya noticia es ampliada por el propio Narciso Cortés aunque fechada en 1.593,
a causa de un mandamiento que el mismo día de viernes santo, 14 de abril, dio
el Abad D. Alonso de Mendoza para que no
“aviendo salido la procissión de
disciplina de Nuestra Señora de las Angustias a las ocho de la noche, salga la
procissión de Nuestra Señora de la Piedad a las ocho oras de la noche,
amonestando y si nescesario es requiriendo, que si las dichas procissiones se
encontraren en alguna parte, no aya escandalo ni alboroto”. Y muy poco faltó,
ciertamente, para que las dos procesiones se encontraran y el escándalo se
produjera. Ocurrió, según palabras de un testigo, que el citado día “del
Viernes Santo próximo pasado, siendo ynformados los señores Alcaldes del Crimen
desta Rreal Audiencia la novedad que querían hazer en el salir con su procesión
la dicha confradia e cofrades de la Piedad, el día Viernes Santo antes que
saliese la procesión de la Quinta Angustia, por estorvar el daño que se podría
seguir de lo suso dicho y escandalo del pueblo encontrándose ambas las dichas
confradias, fueron con la dicha confradia de la Quinta Angustia el señor don
Rrodrigo de Santillana e Don Antonio de Ulloa, alcalde y alguacil mayor de esta
corte. con la presencia de los cuales se ynpidió el escandalo que se podía
seguir por haver salido la dicha procesión de la Piedad, como salió, antes que
la procesión de la Quinta Angustia”.
Parece, sin embargo, que la procesión de
la Piedad pudo ser detenida cuando se disponía a salir del monasterio de la
Merced
Altercados entre las dos hermandades que acabarían con la unión de ambas...
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