sábado, 4 de abril de 2020

Sábado de Pasión, 4 de Abril de 2020.

Dibujo Roberto Alonso
Amaneció un sol brillante, nuestro protagonista no madrugó mucho, decidió recuperar fuerzas para hoy. Se presentaba una tarde extraordinaria de procesiones, fe y oración.
A las seis de la tarde quería ver salir al "Cristo de la Misión", obra de los escultores castellanos del siglo XVII, era una imagen de medio cuerpo al que el año pasado le habían acoplado la parte del cuerpo que le faltaba. Era un Ecce Homo, de bella hechura, que fue encontrado en un polvorín del ejército en la provincia de Burgos, al depender del ministerio de defensa, se trasladó hasta la capitanía general de Valladolid. 
Nuestro amigo llevaba allí apostado desde hacía tiempo, a la mismísima puerta del Palacio Real, pues sabía que la gente acudía en masa para ver la salida del Cristo desde el patio de armas.
Era una procesión casi nueva, salía por segunda vez, era la de regla de la Hermandad del Stmo Cristo de los Artilleros. Dieron las seis, la puerta del viejo Real se abrió, el incienso que el monaguillo había encendido hacía un rato ya se respiraba en el ambiente. Olía a flor de azahar y jazmín.
La gente se empinaba para ver al Cristo, aún no había llegado; fueron saliendo cofrades: primero niños, hermanas de devoción ataviadas con sus mantillas y peinetas, luego los hermanos de luz, un escuadrón del ejército, artilleros obviamente... y al poco sonaron los acordes de la marcha real, interpretada magistralmente por la banda Pureza que acompañaba en la comitiva.
Dibujo Roberto Alonso
El Señor cruzó el dintel de aquel viejo portón real, donde un Viernes Santo, de aquella Semana Santa de 1604 naciera el Rey Felipe IV. 
Los hermanos de carga mostraron su buen y saber hacer, salieron a la plaza de San Pablo, la revirada fue espectacular al son de la marcha "La Pasión",... 


...para continuar  por San Quirce, la vieja plazuela de las Brígidas, y llegar a la de Expósitos y a la vieja callejuela de las Catalinas . Por ahí darían al convento de Santa Isabel y hacer un acto oración.

El tiempo se le pasaba rápido, decidió hacer un impás y acercarse a la Iglesia de las Angustias para realizar el tradicional besapié a nuestra Madre la Virgen, era algo que hacía todos los sábados de dolores y éste no sería menos.

Desde allí, otra vez raudo y veloz en su imaginación, se acercó por la plaza de San Pablo a la calle Imperial y encontrarse con la cabecera de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo; ésta había partido a las 7 de la tarde del convento de San Quirce para realizar el tradicional ejercicio de las 5 llagas. Sus hermanos portaban magistralmente en andas al viejo Cristo de aquel Humilladero que tenían en la puerta del Puente, obra de Manuel Álvarez, escultor vallisoletano, y que la ejecutó entre 1548 y 1563.

Dibujo Roberto Alonso
Acompañó devotamente al desfile, rezando en cada convento las correspondientes oraciones.
La noche caía, el cielo parecía cubrirse y apenas dejaba contemplar la inminente luna llena, esa primera luna llena de primavera, la que presagia y nos trae nuestra Semana Grande.

La procesión regresó por Santo Domingo de Guzmán, allí el derroche de arte de los comisarios del Santo Cristo fue sublime, al son de marchas interpretadas por la banda del Santísimo Cristo del Perdón...


llegaron a la calle Expósitos y de ahí al Convento de San Quirce.

Con el canto del "Perdón Oh Dios mío" y la Marcha Real se dio por concluido el Sábado de Pasión, a la espera del clarear del ansiado Domingo de Ramos, para gozo y deleite de niños y grandes.
Así pues nuestra incansable protagonista, ya bien entrada la madrugada decidió retirarse a descansar, siempre se ponía nerviosa la noche anterior al Domingo de Ramos.
Otro gran día se avecinaba en Valladolid.






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