viernes, 4 de mayo de 2012

El primer Vía Crucis de la historia

Mapa de Jerusalén, año 30.
En su día ya hablamos del Libro "La primera Semana Santa de la Historia", de Carlos Llorente.
Después de realizada su lectura (varias veces) uno descubre, fascinado y emocionado, cómo pudo ser esa primera Semana de Pasión de nuestra historia. Los últimos momentos fatídicos que vivió Cristo en este mundo, antes de su Resurreción
Este dentista madrileño recrea, basándose en un minucioso estudio de la Sábana Santa de Turín y del Sudario de Oviedo, a parte de los relatos evangélicos, cómo fueron esos instantes finales.

 El primer Vía Crucis pudo ser de la siguiente manera:

El inicio del camino a la cruz no fue la Torre Antonia como generalmente se cree. Este era un cuartel construido por Herodes el Grande para la guarnición romana. El gobernador romano cuando iba a Jerusalén se alojaba en el palacio de Herodes el Grande, situado al oeste de la ciudad, junto a su muralla occidental. Estaba edificado sobre el monte Akra, el más alto dentro de la ciudad, con una altitud de 760 metros. Era un palacio suntuoso y lleno de lujo.

Dentro de este edificio se debió desarrollar los juicios contra Jesús, la flagelación y el dictado de la sentencia final, “IBIS AD CRUCEM”.
Rodillas de Cristo, según la Sábana Santa. Miñarro.
A las 12 del mediodía partió Jesús con el leño horizontal de la cruz, llamado patíbulo, que pesaba alrededor de 45 kilos. Lo llevaba sobre sus hombros, estando atado con unas cuerdas a sus brazos extendidos en cruz.

Marchaba vestido, descalzo, con la corona de espinas cubriéndole toda la cabeza y flagelado horriblemente. Un soldado tiraría de Él con una cuerda.
Comenzaría a bajar por las calles tortuosas de la ladera del monte donde estaba el palacio de Herodes que serían muy empinadas y resbaladizas. La bajada tenía un desnivel de unos 20 metros según el plano topográfico.

Debió caerse con frecuencia debido a la falta de fuerzas, al peso del madero, y a la pendiente. Cómo iba con los brazos atados al madero, no podía defenderse en su caída y ponía la rodilla derecha contra el suelo, luego la izquierda, y después su cabeza. Debieron ser tremendas las caídas. Seguramente se lesionaría la rodilla derecha que le obligaría a seguir caminando cojeando.

Maqueta del Calvario
Esto se puede avalar por la imagen de la herida que se observa en la rodilla derecha en la Sábana Santa y que el profesor Miñarro ha plasmado tan magistralmente en su Cristo de la hermandad de universitarios de Córdoba, en la cual se la ve como está fuertemente desollada.
En Medgujorge, Bosnia , hay un Cristo de bronce que representa a Cristo resucitado, en cuya rodilla derecha mana continuamente un líquido cuyo análisis corresponde a liquido sinovial. Es un hecho misterioso porque además mana las 24 horas del día, en invierno no se congela, y en verano con temperaturas muy altas no se evapora

Cristo de Medgujorge (Bosnia)


Cuando descendió la ladera, continuó en dirección norte y atravesó una muralla interior por la puerta de Gennat. Inmediatamente pasó por un pequeño puente una barranca que iba al Tiropeón. Antes de cruzar este puente dice la tradición, y la vidente beata Catalina Emmerich, que la Madre le estaba esperando. Desde aquí marcho tras Él y ya no lo abandonó hasta el sepulcro.

Siguió en dirección norte ascendiendo ligeramente para torcer después hacia el oeste en dirección a la puerta de Efraín o Judiciaria, en la muralla occidental.
Al traspasar ésta, los soldados romanos vieron que era imposible que el reo fuese capaz de llegar hasta el Calvario, debido a las condiciones físicas en que se encontraba y al peso del madero. La cima de Calvario estaba a unos 300 metros y cuesta arriba con un desnivel de unos 13 metros, semejante a la altura de un edificio de 4/5 pisos. Por tanto le desataron el madero y se lo hicieron llevar a la fuerza a Simón de Cirene.

Este tramo final estaba fuera de la ciudad y en él se debió dar la escena de la Verónica y de las mujeres de Jerusalén, con toda la seguridad caería alguna vez más ya que iba agotado y cojeando fuertemente, aparte que por su ojo derecho iba con la visión muy limitada debido a un fuerte golpe que sufrió en él.
Iría por el camino que lleva a Emmaús y a Jaffa, y saldría por una desviación a la derecha para dirigirse hacia la roca del Calvario que vería alzarse a mitad de la ladera del monte al-Gareb, con el tablado y los tres palos verticales alzadas.

Vista del Calvario, maqueta. Carlos Llorente.

Iniciaría la fuerte subida dejando a su derecha la roca con la rampa de piedra . Este camino, al estar poco transitado y abierto en suelo rocoso, debería estar cubierto por salientes puntiagudos y sin desbastar de las rocas, por lo que el caminar descalzo de Jesús le sería sumamente doloroso en sus pies, y con toda seguridad le harían heridas en sus plantas.

Doblaría la dirección 180º para encarar la escalinata tan inclinada que le conduciría a la cima del calvario donde le estaban esperando los cuatro verdugos. Debió hacer el recorrido en hora y media.

Hasta el lugar llamado de la Calavera, en hebreo Gólgota, llego Cristo, fueron los últimos pasos que dio en este mundo como hombre...






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