lunes, 15 de junio de 2020

El Convento de San Francisco de Valladolid III

El Convento de San Francisco de Valladolid, parte III

Sacristía, Resacristía y Capillas de la Iglesia Conventual


(Recreación personal de la Iglesia Conventual, con sus capillas, capilla mayor, reja, sacristía y demás dependencias, así como las obras artísticas que se albergaban. Dibujo Roberto Alonso).

Uno que a veces le da por esto de Valladolid y lo antiguo, su historia, cultura, tradiciones y su patrimonio, etc, pues un buen día pensé en realizar a vuela pluma una especia de croquis o mapa del convento siguiendo la descripción de María Antonia Fernández del Hoyo y del plano de 1830.

Sabemos por el plano citado, que la cabecera de la Iglesia conventual estaba orientada hacia la calle Olleros, los pies hacia la calle Santiago y la entrada principal a la Plaza Mayor.

Su portada poseía un gran pórtico por el que se accedía al templo.

Nada más entrar, el vallisoletano de mediados del siglo XVII, por poner un ejemplo, se encontraría con la pila del agua bendita, se santiguaría y acto seguido, a su izquierda, contemplaría la capilla de San Carlos Borromeo y Santa Catalina y a su derecha la de San Antonio el Pobre o de “Los  Cañedos”, si levantaba  la vista a lo alto tendría el coro, cuya sillería no vería desde su posición; pero que hoy, afortunadamente, nosotros podemos contemplarla, pues se encuentra ubicada en la capilla del Colegio de San Gregorio (M.N.E.), y de frente se encontraría con la capilla del Santo Cristo…

Pero, en fin, haciendo un recuento de todas ellas y por dar unas pinceladas breves, diremos que la primera capilla del lado del Evangelio, próxima al altar, era:

1.-La Capilla de la Inmaculada o de los Rivera:

Estaba dentro de la Capilla Mayor, tenía como advocación principal una Inmaculada Concepción, obra de Francisco Rincón, y fue dorada y estofada en 1628 por Pedro Nevado.

Era una capilla alta con bóveda alta de crucería; tenía dos accesos, uno daba a la capilla mayor a través de un arco grande y por otro a la Sacristía, a través de una cristalera.

Se decía de también de los Rivera pues la fundó un tal Andrés de Rivera, que fue alcaide de Burgos, aquí fue enterrado, bajo una imagen que había de la Virgen de los Remedios.

Tuvo otro altar dedicado a San Francisco de la Parrilla, conocido como San Francisco de San Miguel, fue hijo del monasterio y años más tarde fue martirizado en el Japón. Esta escultura del santo estuvo en su altar hasta 1647, año en que fue llevada a la Nave de Santa Juana, parece ser que salió del taller de Gregorio Fernández, así lo afirmaba M de Sobremonte, pero lamentablemente está desaparecida. Esta capilla posteriormente cambió de advocación y pasó a denominarse:

 

2. Capilla de Nuestra Señora de Copacabana:

La capilla anterior se remodeló por completo entre 1676 y 1679, y se llamó así porque el que costeó la reforma de la capilla, fray Hernando de la Rúa, trajo de Nueva España, donde era comisario general de esta provincia, una imagen con este nombre, la Virgen de Copacabana, colocándose en su retablo.

También se cambió hasta la piedra y tuvo otros cuatro retablos nuevos con las imágenes de San Buenaventura, San José, Santa Teresa de Jesús y San Pedro Regalado.

En 1721 se ubicaría el Cristo de ágata, enviado desde Madrid y  en 1740 un Niño Jesús que unos hermanos de la orden, trajeron desde Belén, para asistir a capítulo.

3.-Capilla de San Antonio de Padua o “el rico”, también conocida como de la Concepción o de Santa Ana:

Era la primera capilla fuera del ámbito de la capilla mayor y detrás de  la reja. Fue fundada por Luis de Morales, tesorero del Rey Juan II de Castilla. Fue vendida por sus propietarios en 1646 a la cofradía de los sastres por 400 ducados.

Tenía una escultura de San Antonio de Padua, conocida como “San Antonio el Rico”, nombre que se le dio para diferenciarla de la que estaba en la capilla de al lado y que se la conocía como “San Antonio el pobre”. Era de procedencia italiana, pues vino de Florencia y fue donada a la cofradía.

4.- Capilla de San Francisco, o de San Mancio:

Era una capilla muy pequeña y oscura con reja de madera, perteneció a Ruy Pérez de Agraz. Fue una capilla muy relacionada  con él Hospital de Esgueva.

5.-Capilla de San Carlos Borromeo y Santa Catalina o de los Hermosilla.

Eran dos capillas adosadas y contiguas. A la de San Carlos no se accedía desde la propia Iglesia sino desde un patio que estaba al lado.

Así la describió Matías de Sobremonte: “Situada más adentro de la capilla de San Mancio y de un tránsito que va desde la de Santa Catalina a la de San Antonio, … era como la recapilla de  Santa Catalina…llamada de los Hermosilla”

La de Santa Catalina, según este franciscano, era la más elegante, moderna y majestuosas de la Iglesia conventual. Con dos arcos que daban a la nave central del templo; posiblemente sea la capilla de los linajes, de la que hay un grabado, pues aquí se enterraron  las familias más ilustres y nobles de Valladolid (Leyvas, Zárates, Navas, Veneros…).

Capilla de los Linajes, dibujo de Valentín Carderera, pocos años antes de ser derribado el convento

Era la primera capilla que estaba a la izquierda, nada más entrar en el templo, tenía tres puertas, una cerca de la pila del agua bendita, otra nada más entrar a la iglesia y la tercera se comunicaba con la nave central.

El patrón era don Carlos Venero y Leyva, capellán de Felipe III, que costeó reparaciones y obras, adecentó la portada de la capilla, quitó una reja de madera y la sustituyó por una de hierro bien labrado. Y pagó un retablo de Santa Catalina, al parecer muy rico en oro, por 600 ducados.

Aquí estuvieron colocados los bultos funerarios, realizados por Francisco Rincón, de la familia Venero-Leyva, hoy ubicados en la Catedral de Valladolid. Se llevaron allí antes de la destrucción del Convento, así como la imagen de Santa Catalina, (hoy en la capilla del Sagrario de la Catedral), un Cristo Crucificado, un San Juan y una imagen de Nuestra Señora.

Capilla de San Antonio el Pobre o de los Cañedos.

Ubicada debajo del Coro, anteriormente estuvieron ahí las capillas de San Antonio y la Trinidad. Tenía reja y puerta que daba al pórtico de la Iglesia

Capilla de Santa Ana:

Tenía reja que comunicaba a la nave de Santa Juana y a la nave central de la Iglesia, era propiedad de Casilda de Espinosa, mujer de un secretario del Santo Oficio, Don Diego Montero de la Carrera.

Bultos funerarios de la familia Venero Leyva, hoy en la Catedral de Valladolid, anteriormente en la capilla de Santa Catalina del Cto. de San Francisco. 

Sacristía, Lavatorios y Capilla de los Leones:

La realiza Gaspar Martínez en 1574, en un espacio que había entra la calle Olleros, la capilla de los Leones y la capilla Mayor. Era una sala rectangular de 16 m. de largo por 7 m. de ancho y tenía una altura nada desdeñable para ser una sacristía, nada menos que 12 metros. Con cubrición gótica de bella factura

Con la capilla de los Leones se comunicaba por medio de unas pilastras al estilo romano, pero que se cerraban con bóvedas de crucería. Al lado se construyeron los lavatorios.

En un inventario de 1809 la sacristía disponía de cinco espejos y pinturas diversas que representaban a San Bernardino, San Pedro Regalado, el Descendimiento, la Purísima Concepción, el Paso de los Azotes, San Joaquín y tres Papas y varios cuadros más (San Miguel, San Juan, La Asunción…)

Resacristía , o Capilla de San Bernardino:

Y es que desempeñaba esta función, por eso la nombra así Matías de Sobremonte. Se comunicaba con la Capilla Mayor por una puerta con bóveda que estaba debajo del Altar Mayor

Tomás de Prado, alcalde de la Cofradía de la Piedad, doró y estofó la reja, el retablo y la imagen de San Bernardino en 1619, la cual fue hecha por Pedro de la Cuadra. Aunque quien dispuso de esta capilla fue la Cofradía de los Mercaderes para sus cultos y celebraciones.


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