lunes, 8 de junio de 2020

El Convento de San Francisco de Valladolid I


El Convento de San Francisco de Valladolid, parte I

Plano de Rodrigo Exea (1835), copiando el original de Francisco Benavides de 1810. Conservado en el Museo de Valladolid:1 Entrada a la iglesia y convento.2 Atrio de la iglesia.3 Todo lo que comprende el templo, capillas, claustro, sacristía y oficinas relativas a éste.4 Patios de luces.5 Corral de la puerta de las casas.6 Huerta.7 Pozo de la nieve.8 Casas particulares.9 Portería de la calle de Santiago.10 Aljibe.11 El color sombra flojo comprende en todo el plano las demás oficinas de la servidumbre del convento.

La verdad es que llevaba tiempo queriendo realizar una entrada sobre el Convento de San Francisco de Valladolid, a decir verdad, durante algún tiempo lo he estado perfilando. 

Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, nunca mejor dicho, es decir, aprovechando que ahora está de moda el cenobio franciscano, por la excavación arqueológica que se está llevando a cabo en la zona de la calle Constitución, para encontrar los restos o vestigios de la capilla de San Antonio o de la Concepción, también de los Condes de Cabra, o como se la conoce más en estos momentos: la Capilla de las Maravillas; pues me he decido a realizar un pequeño y humilde artículo sobre él.

 

Me perdonará el lector la osadía de haber recreado un plano de la mitad del convento, donde situaré (quizás no acertadamente) la Iglesia Conventual, sus capillas, su patrimonio, la sacristía, la resacristía o capilla de San Bernardino, el claustro grande procesional y sus capillas adosadas, la puerta de Santiago, o la Nave de Santa Juana... en fin lugares emblemáticos y míticos del convento franciscano, que sólo podemos imaginarnos en nuestra mente y que desde luego podemos recrear de nuevo leyendo a María Antonia Fernández del Hoyo, en su extraordinario libro "Patrimonio Perdido, Conventos desaparecidos de Valladolid" (Ayto. de Valladolid, 1998).

 

Para su realización me he basado en él, sin duda; no obstante les remito a su lectura, (obligada), desde la página 53 hasta la 104, 50 páginas esenciales para una correcta información del mismo. Y un artículo en PDF, también escrito por esta misma autora, titulado "El Convento de San Francisco de Valladolid. Nuevos datos para su historia" ( Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, ISSN 0210-9573, tomo 51, 1985, págs. 411-439).

 

A ello voy, no sin antes, advertir que la recreación que aparezca es orientativa, no es profesional, es para ilustrar, aunque sea un poco, cómo pudo ser aquel gigante de los conventos vallisoletanos.


Pintura - Recreación de la fachada del Convento de San Francisco .

Uno de los cinco grandes, eso dicen,  junto a los dominicos de San Pablo y San Gregorio, a los mercedarios del Convento de Nª Sª de la Merced, a los agustinos de San Agustín y San Gabriel y a los benedictinos de San Benito.

 Comencemos pues:

 CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID (de 1230 a 1835), seis siglos de presencia franciscana en el corazón de Castilla.


He citado el año 1230 porque es la primera noticia en la que se tiene constancia de que los frailes están ya en Valladolid, aquí se ubicaron, en el paraje conocido como Río de Olmos, a orillas del río Pisuerga.

En 1254 obtienen licencia para poder trasladarse al centro de Valladolid, pero no podrán hacerlo  hasta 1260, cuando la esposa de Alfonso X, el Sabio, Doña Violante, adquirió para ellos un solar en la zona de la Plaza del Mercado, (actual Plaza Mayor). 

Así pues entre 1260 y 1265 hacen la mudanza y con todos los bártulos se van hacia lo que luego, con el devenir de los tiempos unos seis siglos después, se convertiría en un lugar privilegiado; ese solar, en frente del ayuntamiento vallisoletano y en el corazón de la Plaza Mayor, sería también su condena para su desaparición final de la fisionomía de Valladolid.

 Y comenzaron las obras aquellos frailes fundados en la  pobreza y que abrazaron la observancia en 1416; pero que a decir verdad tuvieron muchos y buenos amigos, patronos e interesados, que aportaron sus ducados. En 1275 ya había mucho construido, sobre todo la Iglesia y algunas capillas.

Años después le fueron dotando de más dependencias: claustros, oficinas, viviendas, un pequeño hospital para los frailes enfermos, más casas y huertas...

 Al parecer también arrendaban terrenos, había que sacar dineros si querían agrandar aquello, y en la esquina con la calle Olleros dejaron dependencias para una tienda de boticas y diversos negocios de entonces. Pero los que alquilaron aquello se apropiaron de más e hicieron casas sobre la tapia del convento, abriendo ventanas que daban a la sacristía e iglesia. Terminó en pleito como no podía ser de otra manera.

 

En 1393, también por la calle Olleros, había un terreno que se dio o se cedió a Doña Inés Lasa, ama del Rey Enrique III de Castilla, y ésta puso jardín junto a la sacristía, un corral más adelante, una noria para agua y su vivienda particular. Un buen chalet de entonces, sin duda..


Ubicación del convento en el plano de Ventura Seco

 Por la calle de Sant Yago (Santiago), en la actual esquina de la calle Montero Calvo, más o menos, había tres casas cerquita de la puerta de "las carretas" o de Santiago,  que se dieron a Juan Hurtado de Mendoza, para edificar el Hospital que llevaba su nombre. Hoy tampoco queda resto alguno de él.

 Por la parte trasera, y desde el huerto hasta la calle de los Moriscos o de la Morería, actual de Montero Calvo, tenía el Convento una callejuela que decían de "esgonce", que se vendió el 22 de junio de 1463, a un tal Juan de Menchaca.

 Por lo tanto el perímetro del convento y que se conformó fue el siguiente: Plaza Mayor, Acera de San Francisco (Ferrari), Olleros (Duque de la Victoria), calle del Verdugo (Montero Calvo) y Santiago, hasta la Plaza Mayor de nuevo.





Aquí podemos comprobar cuál era la extensión del convento. Se ha superpuesto el plano de Ventura Seco en el plano actual de Valladolid y el terreno que ocuparía. A su lado en color naranja podemos ver ya las dos calles que se abrieron tras su destrucción.


"Desde la puerta del Convento que llaman de Sant Yago que sale a la calle de la Puerta del Campo, hasta la esquina de la calle Moriscos (Montero Calvo), que hace frente a la casa del conde Villamor, y desde esta esquina hasta la de la calle de Olleros, por aquella parte que sale hacia el Rastro, y desde esta esquina hasta la otra de la misma calle, por donde desemboca en la Acera de San Francisco enfrente de la Panadería y escritorios de los oficiales de Provincia. De aquí vuelve por detrás de las casas de la Acera de San Francisco hasta las casas de Baltasar de Paredes y desde su puerta hasta la nuestra de Sant Yago, de donde comenzamos a tirar la línea. El callejón que desde nuestra puerta va a nuestra iglesia, es fama que era una ronda que desde la calle de la Puerta del Campo salía al mercado o Plaza Mayor, y que la ciudad le dio al Convento, sin haber podido averiguar en qué año... Esta ronda no hemos podido averiguar por dónde salía a la Plaza. Pensamos con buenas conjeturas que sería por detrás de las capillas de la nave de Santa Juana, o por las casas de Baltasar de Paredes, o por una calleja con casas sin salida, que está un poco más adelante, que hoy llaman Corral de los Torneros"

(Fray Matías de Sobremonte, Noticias Cronographicas y topographicas del Real y religiosisimo convento de Frailes Menores observantes de San Francisco de Valladolid, cabeza de la provincia de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, recogidas y escritas por (él), indigno fraile menor... año 1660).

Pues bien dentro de este solar se edificó Iglesia, casas conventuales, varios claustros y patios, hospedería, jardines, huerta, casas particulares, (arrendadas y vendidas), un hospital y dependencias del concejo.

A lo largo de los años tuvo una gran vida monacal, por aquí en 1532 había  120 frailes; en 1591, 70; en 1645, 47; en 1752, 140; en 1768, 85; en 1787, 82 y en1806, 87.
Sufrió el incendio del 21 de septiembre de 1561; en 1699 sufriría otro que entró por las casas vecinas a la nave de Santa Juana, (por el pórtico y el claustro de esta capilla).





Recreación de Juan Carlos Urueña de la procesión de la Vera Cruz, en frente del Convento de San Francisco.

 

El Convento también tuvo relación con las cofradías penitenciales de Valladolid; primero con la Cofradía de la Vera Cruz, pues ésta surgió hacia 1498 en su seno, debían poseer capilla y hasta aquí llevaban sus pasos procesionales en la noche del Miércoles Santo para su posterior procesión de regla del Jueves Santo.

                                             

También la tuvo con la de la Pasión, pues hasta el patio de los ajusticiados, próximo a la nave de Santa Juana, al lado de la capilla de San Juan Bautista, llevaba esta cofradía a los que fallecían por los caminos y allí los enterraban. Esta capilla tenía un altar con un Cristo en la Cruz, una imagen de la Virgen y un San Juan Evangelista. Siempre, al parecer, había una vela encendida, (que bien pudo ser la causa del incendio de 1699),  y en el suelo había piedras de enterramiento para los ajusticiados, salvo aquellos que habían sido degollados, que eran enterrados en el claustro.

 

Y con la de la Piedad, pues hasta sus puertas venían a pedir “los Doce Hermanos de Socorro” del Hospital de Convalecientes, para sacar limosna y ayudar así a sus pobres y enfermos; e indirectamente porque la imagen de la Soledad que Gregorio Fernández talló en 1627, se convertiría en 1927, en su devoción y advocación principal, y que ahora se encuentra en la Iglesia de San Martín

 Uno de los momentos álgidos del Convento fueron las fiestas que se celebraron en los años 1746 y 1747 por la canonización de San Pedro Regalado, el traslado de sus reliquias y su nombramiento como patrono de Valladolid.

María Antonia Fernández del hoyo nos relata muy bien, a través de Rafael Floranes, los festejos que hubo y los altares que se hicieron (págs. 61 y 62).

 Y llegamos la final de los días del cenobio franciscano. Creo personalmente que lo que realmente acabó por consumirlo fue la invasión francesa napoleónica. Desde 1808 y hasta 1813 hubo numerosas tropas francesas que saquearon, expoliaron y robaron lo que pudieron de los conventos de Valladolid. En especial el de San Francisco, pues allí se acuartelaron en 1809 y luego quemaron su noviciado. En 1811 destrozaron puertas y la fachada principal,  además del "... patio de la Iglesia de San francisco, que están en la Plaza Mayor, se derribaron y ocuparon con obras que hicieron para casas".

 En 1814 regresarían los franciscanos, una vez acabada la Guerra de Independencia, a su casa, pero era un fin anunciado, pues el 6 de agosto de 1836 se notificó, en el boletín oficial de Valladolid la venta del "edificio que fue convento de San francisco, situado en la Acera a que da nombre, con su Iglesia, capillas, habitaciones altas y bajas, bodega, patios, huerta con su noria, algibe, siete pozos de agua potable, otro para nieve, cuadras y pajares, con 130.145 y medio pies cuadrados el edificio y 186.716 la huerta y patios de luces, tasado todo en 4.520.060 reales con 17 maravedís"

(ARCHV, Boletín Oficial de Valladolid, 6 de Agosto de 1836)

 La demolición del Convento fue aprobada en Madrid el 22 de Diciembre de 1836, y corrió a cuenta del Estado. Lo llevaron a cabo dos arquitectos de Valladolid, (madre mía no sabían lo que hacían), Julián Sánchez y Epifanio Martínez. 

 Se dijo el 2 de Enero de 1837: "Verificada la demolición del convento... se procederá a la venta de los solares que se designarán  previamente por los arquitectos, lo que facilitará otro medio de adquirir a los particulares y al público en general, la comodidad de tener calles anchas y espaciosas con lo que quedará hermoseado el ornato público"


Recreación por Juan Carlos Urueña del Convento de San Francisco, así lo veríamos en el 2020, de no haberse demolido.

La demolición comenzó el 1 de Febrero de 1837 y duró hasta 1843, se abrieron calles nuevas como las actuales de Constitución y  la de Mendizábal (hoy Menéndez Pelayo) que unía la de Constitución con la calle Caldereros.

Hermoseado el ornato público, decían... no sabían el daño patrimonial que estaban perpetrando a Valladolid y a su historia; seis siglos de arte, cultura y patrimonio dilapidados para siempre. 

Su desaparición en 1836 supuso, 575 años después de su construcción, una pérdida patrimonial de enorme proporciones. Algunas de sus obras fueron a parar al Museo Nacional de Escultura, otras fueron a las Iglesias de Valladolid, como la Piedad de San Martín,... menos mal..., pero la mayoría de sus pertenencias artísticas se perdieron, lamentablemente, para el resto de los tiempos.

 

 

No hay comentarios: