viernes, 15 de febrero de 2013

Lugares de Pasión: El Cenáculo.


La Pasión en contemplaciones de papelLugares de la Pasión quiere ser algo que sirva para enfocar y vivir mejor la Semana Santa. Este blog lleva ya 4 años tratando de dar pequeños esquemas y propuestas, durante la Cuaresma,  para que cada uno la prepare y la viva lo mejor posible,  y por supuesto para vivir como se merece la Semana Santa, con el único objetivo de llegar en plenitud al día de la Resurrección de Cristo.
Que nuestra vida se vea reconfortada con pequeños gestos que traten de seguir el camino de Jesús y si esto sirve para hacernos pensar mejor que mejor.

Otro años se enfocó desde otros puntos de vista: 
Un año se propuso el Evangelio de los Domingos de Cuaresma con su reflexión, 
Otro fueron las vivencias de Teresa de Calcuta.
Al siguiente las reflexiones de Monseñor Van Thuan, cuando dirigió los ejercicios espirituales de Juan Pablo II.

Este año queremos hacerlo desde la pastoral de los Jesuitas.
(Por cierto recomendamos la lectura del libro de Jose María R Olaizola, que viene como anillo al dedo para este tiempo y que acaba de publicar, "La Pasión en contemplaciones de papel".)
Y lo vamos a llevar a cabo en este tiempo cuaresmal, acercándonos a esos lugares en los que estuvo Cristo durante los dos últimos días de su vida en este mundo.

Lugares de Pasión: "El Cenáculo"
Al atardecer se puso a la mesa con los doce” (Mt 26,20 y ss)

Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían, les dijo: ---Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Consternados, empezaron a preguntarle uno por uno: ---¿Soy yo, Señor? Él contestó: ---El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ése me entregará. Este Hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay de aquél por quien este Hombre será entregado! Más le valdría a ese hombre no haber nacido. Le dijo Judas, el traidor: ---¿Soy yo, maestro? Le respondió Jesús: ---Tú lo has dicho. Mientras cenaban, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: ---Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Tomando la copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo: ---Bebed todos de ella, porque ésta es mi sangre de la alianza, que se derrama por todos para el perdón de los pecados. Os digo que en adelante no beberé de este fruto de la vid hasta el día en que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre. Cantaron los salmos y salieron hacia el monte de los Olivos.

Un lugar donde compartir una fiesta, tradiciones, y estrechar lazos con los tuyos. Un espacio en el que celebrar, pero no de una manera rutinaria, sino poniendo toda tu vida en la celebración…

En esa sala, comiendo con los tuyos tomas un pan que partes y un vino que compartes, y con ello estás expresando lo que es tu vida… y lo que puede ser la nuestra.

En esa sala te ciñes la toalla a la cintura y lavas los pies de los tuyos, porque los que aman lo hacen así, con absoluta entrega. En esa sala les hablas y les dices: “sois mis amigos…” (¿cómo se sentirían ante esa expresión de cariño?)

El cenáculoSeñor, enséñame a amar como tú, entregando la vida (en lo poco y en lo mucho, día a día, a los míos…). Y a descubrir los cenáculos de mi vida, los espacios donde puedo estar con los míos, y amar hasta la extenuación, y compartir lo que soy y lo que sueño.
¿Tal vez no estaría de más contemplar, una vez, de nuevo, la verdad desnuda de un Jesús que abraza a todos, que se ríe de los que se autodenominan perfectos, que habla de un Dios que es padre?


Tú me salvas

No te cansas de mí,
aunque a ratos
ni yo mismo me soporto.
No te rindes,
aunque tanto
me alejo, te ignoro, me pierdo.
No desistes,
que yo soy necio,
pero tú eres tenaz.
No te desentiendes de mí,
porque tu amor
puede más que los motivos

Tenme paciencia,
tú que no desesperas,
que al creer en mí
me abres los ojos
y las alas…

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