viernes, 26 de abril de 2013

El último Abad de Valladolid.



Interior de la Colegiata.
A lo largo del Siglo XVI hubo una serie de Abades que ocuparon la sede la Iglesia Colegial de Valladolid. Tres fueron abades o priores de la ciudad del Pisuerga. Aunque todos ellos, los 5, llevaron y tuvieron nombres y apellidos iguales o semejantes. Todos se llamaron Alonso y además 3 de ellos se apellidaban Enríquez, por pertenecer a la familia y casa de los Almirantes de Castilla.
Hubo confusiones en torno a ellos, se confundían unos con otros y en sus cargos, pues casi todos ellos fueron contemporáneos.


De Estos 5 personajes fueron:
Alonso Enríquez, Obispo de Osma.
Alonso Enríquez de Arellano, Prior de Valladolid.
Alonso de Villarroel, Abad de Valladolid.
Alonso Enríquez, Abad de Valladolid, y 
Alonso de Mendoza, nuestro último Abad.

Nos ocuparemos del último, Don Alonso de Mendoza, sucedió en el cargo a Don Alonso Enríquez, el cual falleció el 13 de Enero de 1577. Enterrado en el Altar Mayor de la Colegiata .

Es por ello que Don Alonso de Mendoza tuvo mucha implicación en las Cofradías y en cómo regularlas.

Ya dijimos que en 1578 aprueba la Regla de la Piedad.

También en 1588 dispuso que todas las procesiones se hiciesen de día.
Así el 13 de Abril de ese mismo año, el notario Amador de Santiago notificó a las cofradías el siguiente auto de Don Alonso de Mendoza, abad de la Villa:

Colegiata de Valladolid
“Don Alonso de Mendoza, por la gracia de Dios y de la santa Yglesia de Rroma abad desta villa de Valladolid: por quantos somos ynformados de los yncovenientes que susceden de acerse las procesiones de deziplina en esta villa en este santo tiempo de noche, de que nuestro Señor es deservido y la rrepublica descandeliçada, hemos acordado que todas las dichas procesiones se agan de día, y ansí por la presente mandamos en virtud de santa obediencia y so pena de excomunión mayor late sentencie a la cofradía de la Vera Cruz desta villa que agan su procesión de deziplina mañana Juebes Santo y salgan de San Francisco como tiene de costumbre, a las cinco de la tarde y buelvan de día - y la cofradía de la Pasión salga a las seis de la tarde - y agan sus procesiones y buelban a sus casas de día - y la procesión de la Quinta Angustia salga el viernes santo a las cinco de la tarde - y la cofradía de las Piedad a las seis de la tarde. A las quales dichas cofradías mandamos no se encuentren ni agan escandalo so la dicha sentencia de excomunión y de veinte ducados para obras pías, en los quales dende agora los avemos por condenados - y lo contrario aziendo procederemos contra los rrebeldes quanto y con derecho dedvamos. - Y de parte de la santa madre Yglesia exortamos y de la misma pedimos al Corregidor de esta villa por el Rrey nuestro señor y a su lugar teniente en el dicho oficio no permitan salgan las dichas cofradías a azer las dichas procesiones si no es a la dicha hora y tiempo, por que en ello.Dios nuestro señor será servido -y lo contrario aziendo qualquiera de las dichas cofradías, ynbocamos el auxilio del braço rreal para que vuestras mercedes manden dar sus mandamientos a sus merinos y alguaciles por las cuales manden prender y prendan a los alcaldes y mayordomos de la cofradía que lo contrario hiziere, porque en ello Dios será servido e yo rrescibiré merced.

También intervino en el conflicto que pudo haberse organizado en 1592 entre los cofrades de la Piedad y los de las Angustias. 
Ambas hermandades salieron con su procesión a las seis de la tarde, bien provistos de armas, encontrándose. Y de no intervenir D. Rodrigo de Santillana y D. Antonio de Ulloa, alcalde y alguacil mayor de la corte, respectivamente, hubiera sobrevenido un choque de funestas consecuencias.


Colegiata, ahora Museo Catedralicio.

Cuya noticia es ampliada por el propio Narciso Cortés aunque fechada en 1.593, a causa de un mandamiento que el mismo día de viernes santo, 14 de abril, dio el Abad D. Alonso de Mendoza para que no 

“aviendo salido la procissión de disciplina de Nuestra Señora de las Angustias a las ocho de la noche, salga la procissión de Nuestra Señora de la Piedad a las ocho oras de la noche, amonestando y si nescesario es requiriendo, que si las dichas procissiones se encontraren en alguna parte, no aya escandalo ni alboroto”. Y muy poco faltó, ciertamente, para que las dos procesiones se encontraran y el escándalo se produjera. Ocurrió, según palabras de un testigo, que el citado día “del Viernes Santo próximo pasado, siendo ynformados los señores Alcaldes del Crimen desta Rreal Audiencia la novedad que querían hazer en el salir con su procesión la dicha confradia e cofrades de la Piedad, el día Viernes Santo antes que saliese la procesión de la Quinta Angustia, por estorvar el daño que se podría seguir de lo suso dicho y escandalo del pueblo encontrándose ambas las dichas confradias, fueron con la dicha confradia de la Quinta Angustia el señor don Rrodrigo de Santillana e Don Antonio de Ulloa, alcalde y alguacil mayor de esta corte. con la presencia de los cuales se ynpidió el escandalo que se podía seguir por haver salido la dicha procesión de la Piedad, como salió, antes que la procesión de la Quinta Angustia”. 

Parece, sin embargo, que la procesión de la Piedad pudo ser detenida cuando se disponía a salir del monasterio de la Merced

Altercados entre las dos hermandades que acabarían con la unión de ambas...


     
    [1] Amando Represa: Sermón de las Siete Palabras 1981
    [2] Miscelánea vallisoletana, tomo I y III, 

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