jueves, 16 de diciembre de 2010

EL ENTIERRO, ESE PASO OLVIDADO


En 1630 se proyectó su ejecución por parte de los responsables de la Cofradía, entonces los hermanos cofrades Tomás de Prado, Pedro de Luna y Diego de Medina, y se encargó de ello a Gregorio Fernández, el cual realizó un medelo en cera.


En 1642 se estrenó y realizó su primera salida procesional, entonces acompañó en la planta de procesión a otras escenas de la pasión: ( Cristo de la Humildad, Longinos, la Cruz, Nª Sª de la Soledad y Nª Sª de la Piedad).
Poseía entonces 7 figuras (Cristo, Nicodemo, José de Arimatea, Nuestra Señora, San Juan, la Magdalena, y el que levantaba la tapa del Sepulcro, más una cruz vacía)


Así lo hizo ininterrumpidamente hasta 1808, momento en el que deja de salir por Semana Santa, sus figuras fueron deteriorándose y se almacenó en las dependencias de San Antón en condiciones poco idóneas para su conservación.


Fueron trasladándose pieza por pieza al entonces Museo de Bellas artes, quedando únicamente la escultura de Ntro Señor en su Entierro en una de las capillas de San Antón.

Y aunque apenas salía en procesión la hermandad le dedicaba por Cuaresma su corrspondiente acto litúrgico, bien fuese un triduo o quinario.

Hoy en día, y desde que se recuperó para lo que fue creado, es decir, para salir en procesión, nunca se le ha ofrecido ningún acto de culto, desde que en 1995 se restaurase por completo.
Aunque haya perdido su denominación primera y 4 figuras más, al menos, si podría dedicársele por Cuaresma, y en los días previos a la Semana Santa, un pequeño acto de oración.
No sólo sirve para sacarle por nuestras calles cada primavera.

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