viernes, 21 de septiembre de 2012

San Antón: "sus panecillos y la rifa del marrano".


San Antonio Abad, imagen que presidía el Altar Mayor.

En el año 1791 la Cofradía de la Piedad se traslada a la Real Casa de San Antonio Abad, vulgo San Antón.
Ya desde sus comienzos nuestra hermandad se hizo cargo de la rifa del “Marrano Antón”.
En 1792 aparece la primera referencia sobre este asunto.

“Cabildo de 9 de Diciembre de 1.792: “la rifa del cerdo”

De la cual se hace cargo la cofradía, para el día de San Antón, ya que anteriormente lo llevaban a cabo los frailes y la desaparecida cofradía de S. Antonio, haciéndose también cargo de los festejos del día del Santo.
A finales del Siglo XIX y durante los primeros años del XX era un “espectáculo normal” ver las piaras de marranos que se situaban en distintos puntos de la ciudad.
Había cochiqueras en la calle Ferrari o Acera de San Francisco en sus dos esquinas, tanto en Teresa Gil como en Duque de la Victoria. También se situaban en la Plaza de España.

Nuestra Cofradía sacaba ciertos recursos para sufragar la escasa actividad que mantenía, todo se limitaba en esos años de ocaso para la Semana Santa, en acudir con la efigie del ECCE-HOMO, hoy en el Santuario, a la procesión del Santo Entierro en la tarde – noche del Viernes Santo y a preparar la Novena y fiesta del Patrón, cada 17 de Enero.

La Orden de San Antón, que fue aprobada por el Papa Honorio III y fue suprimida en España en 1787 por bula de Pío VI, llevaba en el pecho de su hábito negro, la cruz azul de Tau, y una campanilla.
Pues bien esa campanilla con el tiempo se fue colocando en el cuello del cerdo que se rifaba cada 17 de Enero, así aquellos que participaban del juego y del sorteo, podían contemplar con antelación el fabuloso “premio” que les podía tocar en suerte.

El Hospital de San Antón de Valladolid se derriba en 1791, justo cuando la Piedad se trasladó a su Iglesia. De hecho la Cofradía hizo gestiones antes de su derribo para poder situar su casa de hermandad en esas dependencias.
No prosperó. El Hospital que antes había atendido a enfermos de peste, de lepra, tiñosos y aquellos que sufrían ergotismo dejó de existir.

Tan sólo la Cofradía de la Piedad mantuvo la ayuda, durante el tiempo que pudo, a tiñosos y a enfermos con problemas de piel, en unas dependencias anejas al templo. Según se desprende de los gastos reflejados en 1871:

“*24 reales para curar a los tiñosos. *20 reales para el curandero.”

También era tradicional que la Cofradía encargase los “Panecillos de San Antón”, panes “antropomorfos” de cebada, centeno o trigo y que se regalaban a devotos y cofrades que acudían al templo a rezar al Santo.
Como hemos indicado en multitud de ocasiones, nuestra cofradía mantuvo su actividad, en clara decadencia si se quiere, pero manteniéndose activa. Nunca dejó de existir a mediados del XIX como apuntan algunos autores, eso no es cierto.

Baste recurrir al Norte de Castilla entre 1958 y 1972, para demostrar por tanto, que tanto la cofradía como la rifa del cerdo, aunque no vivían sus mejores momentos se mantuvieron y siguieron celebrándose.
Como anécdota, para concluir, mencionar que en Valladolid fueron muy famosos los panecillos de San Antón de la pastelería Suiza “Passini”, que estaba en la calle Constitución nº4 los de la panadería “Garcés”, en la calle Teresa Gil nº40 y los del Café Imperial.

Por es había unas coplillas y dichos en Valladolid sobre el día de San Antón y sus panecillos:

“Desde el viejo hasta el chiquillo, el día de San Antón, se dejan dar un capón por comer un panecillo”

Y aquel otro que decía:

“Oh! glorioso San Antón siempre te encuentro leyendo, si nunca pasas la hoja, ¿Qué coño estás haciendo?

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