De la Iglesia de la Piedad hubo, al menos dos retablos que se han perdido en su totalidad, estas obras desaparecidas son:
.- El Retablo Mayor de la Iglesia Penitencial:
.- El Retablo Mayor de la Iglesia Penitencial:
Era de Madera policromada y fue pintado y dorado por Bartolomé Duque en el año 1.678.
No tenemos apenas noticias de él, sabemos que fue consagrado con la colocación de la Virgen de la Piedad en el año 1.680, y que en el año 1.724, se realiza el camarín de la Virgen por Matías Machuca.
También sabemos que fue policromado en el año 1.678 al precio de 5.800 reales por Bartolomé Duque, colaborando José de Estrada.
.- Y el Retablo del paso del Sepulcro o del Entierro de Cristo (actual Cristo de la Cruz a María):
No tenemos apenas noticias de él, sabemos que fue consagrado con la colocación de la Virgen de la Piedad en el año 1.680, y que en el año 1.724, se realiza el camarín de la Virgen por Matías Machuca.
También sabemos que fue policromado en el año 1.678 al precio de 5.800 reales por Bartolomé Duque, colaborando José de Estrada.
.- Y el Retablo del paso del Sepulcro o del Entierro de Cristo (actual Cristo de la Cruz a María):
También en madera policromada, fue dorado por Juan Gerero en el año 1.696.
Dentro del retablo estaba colocado el paso del Entierro o del Sepulcro.
No se tiene ninguna descripción de él.
Dentro del retablo estaba colocado el paso del Entierro o del Sepulcro.
No se tiene ninguna descripción de él.
En 1.691 José de Rozas, a cambio de conseguir honores de diputado se comprometió a hacer “una concha dando hueco bastante para que con fazilidad pudiese entrar y salir la efixie” .
El año 1.696 una devota del Cristo del Sepulcro, mandó dorar su retablo “... con la misma disposición que están los retablos del Cristo de la Humildad y Nuestra Señora de la Soledad...”
Para ello se concierta con Juan Gerero, quien al final de ese año, “no havia cumplido con su obligación”.
El año 1.696 una devota del Cristo del Sepulcro, mandó dorar su retablo “... con la misma disposición que están los retablos del Cristo de la Humildad y Nuestra Señora de la Soledad...”
Para ello se concierta con Juan Gerero, quien al final de ese año, “no havia cumplido con su obligación”.
Otro trocito de nuestra historia para recordar, otro apunte para saber que la hermandad de la Piedad dispuso de un patrimonio que por avatares de la historia se ha perdido para siempre.
Y que nos debe hacer que pensar...
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