lunes, 23 de mayo de 2011

AQUELLOS BOLETINES









En 1999 la Cofradía optó por difundir su historia, y ese mismo año comenzó la andadura de la revista de la Piedad.
Sus artículos históricos, muy interesantes, difundían al resto de cofrades una historia común y un pasado digno de concer, que parecía recuperable en cierto modo.
Aquello continuó de manera muy notable.
Desde hace unos años se echa de menos esa lectura.
Se dieron a conocer pequeños apuntes de Siglos pasados (XV,XVI y XVII) y alguna reseña ineteresante de algunos pasos procesionales y sedes canónicas de la hermandad (La Merced, la Iglesia Penitencial, y San Antón).

Aquello se perdió y hoy rescatamos el artículo del año 2000:

"El Siglo XVI:



A partir de 1568 la Cofradía de la Piedad tuvo un auge considerable, incrementándose su número de cofrades, así como sus actividades y entre ellas las de carácter asistencial, al serle concedida la regencia del hospital de convalecientes.
El hospital de convalecientes se encontraba ubicado en la calle de la Parra (en la actualidad Duque de Lerma). Fundado en 1579 por D. Juan de Zapata, obispo de Palencia y presidente de la Real Chancillería de Valladolid. Era de ámbito provincial y en él se acogían a los enfermos convalecientes expulsados de otros hospitales: de San Cosme y San Damián, de Esgueva, de Inocentes y de San Juan de Dios.

En 1595 se dice: « ... el hospital nuevo se va a declarar de la Cofradía, de manera que siempre se llame y nombre Hospital de los Convalecientes de Nuestra Señora de la Piedad y en la puerta tenga sus insignias y los hermanos». En 1611 el inventario de¡ hospital, cuya atención corría a cargo de doce hermanos denominados «Cofrades de Socorro» disponía de diversos útiles: 43 mantas viejas, 13 sábanas viejas, 9 jergones viejos, 8 colchones viejos, 10 camas, bancos de madera de pino, 3 servicios vidriados y 2 orinales de barro.
La Cofradía de la Piedad comenzó a salir en procesión el Viernes Santo y en 1585 tuvo un pleito con la Cofradía de la Peña de Francia denominada también de la Santísima Resurrección y de Nuestra Señora de la Alegría y de los Remedios, ubicada en la Iglesia de San Martín, por el lugar que habían de ocupar cuando salieran en una misma procesión.



ARMAS EN LA PROCESION
El Abad de la Iglesia Colegial, D. Alonso de Mendoza, dispuso en 1588 que todas las procesiones se hiciesen de día, fijándose la hora de salida de la Cofradía de la Piedad el Viernes Santo a las seis de la tarde.
El horario de las procesiones generó tensiones entre las Cofradías que coincidían en la calle a las mis¬mas horas. Así en 1592 pudo ocu¬rrir un grave conflicto, ya que los cofrades de la Piedad salieron con su procesión a las seis de la tarde como tenían establecido, bien provistos de armas, encontrándose con la Cofradía de La Quinta Angustia (en la actualidad Cofradía de las Angustias) y de no intervenir D. Rodrigo de Santillana y D. Antonio de Ulloa, Alcalde y Alguacil de la Corte respectivamen¬te, hubiera sobrevenido un choque de funestas consecuencias.

Estos incidentes motivaron una serie de pleitos en los que hacían valer su derecho, alegando la prioridad de su fundación. La sentencia definitiva del 15 de febrero de 1594, dispuso que la procesión de La Quinta Angustia (Angustias) hiciese su salida a las siete y estuviera de vuelta a las diez, para que entonces saliera la de La Piedad. Ambas cofradías suplicaron la sentencia por lo que el Tribunal, la confirmo con este añadido « ... mandamos que la dicha Cofradía y Cofrades de La Quinta Angustia puedan salir en cada año el Viernes Santo con su procesión a las siete y media de la noche de tal manera que a las diez del reloj de la Iglesia Mayor de esta villa aya buelto al Monasterio de San Pablo».



Las cofradías penitenciales iban adquiriendo tal importancia que por Real Provisión dada en Madrid a 8 de marzo de 1595, se dispuso que las de disciplina habrían de ir juntas a las procesiones generales, sin que entre ellas fuesen otros; habrían de ocupar lugar preferente y ordenadas por antigüedad. Un auto del Abad D. Alonso de Mendoza, fechado el 30 de marzo de 1595 las cita por este orden: Vera Cruz, Pasión, Quinta Angustia y Piedad.



DE LITIGIO EN LITIGIO
Pronto volvieron los pleitos por el horario de sus procesiones. El Consejo Supremo de Castilla, a principios de 1596, dio la siguiente orden: «La Vera Cruz, saldría la hora postrera de] jueves de la Cena; La Pasión, la hora prima del mismo jueves; La Quinta Angustia salió ese año a las tres de la tarde del Viernes Santo y La Piedad a las cinco y volvió a las siete».
Como la Cofradía de La Quinta Angustia no consideró oportuna las tres de la tarde, movió litigio. La Piedad contestó de conformidad, pero que valiese para siempre la elección hecha.



En la Audiencia, La Quinta Angustia, escogió en 1597 la hora de las cinco de la tarde. Siguió litigio por ambas Cofradías, y se llevó a Madrid, donde se proveyó el 11 de marzo de 1598, que La Quinta Angustia, escogiese la hora por ser la más antigua, no pudiendo variar en los años sucesivos, una vez hubiera elegido. Y como era de suponer que eligiera la hora postrera de cinco a siete de la tarde, la Cofradía de La Piedad no anduvo remisa y obtuvo Provisión Real para sacar su procesión del Viernes Santo de seis a ocho de la mañana. Se dio pregón el día 16 de marzo de ese año para que saliera por la mañana. El Viernes Santo, 20 de marzo, salió La Piedad del Monasterio de la Merced a las ocho de la mañana y fue a la iglesia Mayor y otras partes.



LA FASTIGINIA:



El portugués Pinheiro da Veiga, en su libro La Faxtíginia, narró en 1605 con motivo de la corte en Valladolid, por el nacimiento de Felipe IV, « ... el Viernes Santo por la mañana con muchos pasos, salen otra de La Merced, llevaría mil disciplinantes y seiscientas antorchas».
Otros hechos relevantes acaecieron en ese periodo. En 1594 el entonces Alcalde de la Cofradía, don Juan Morales, tuvo que pedir públicamente perdón por descuidarse de las obligaciones de su cargo, no acudiendo a los Cabildos y procesiones que habían hecho en Nuestra Señora de Agosto, fiesta principal de la Cofradía, y dedicarse a sus negocios; prometiendo en Cabildo enmendar sus faltas y servir lo mejor que pudiese en dicho oficio.
Al año siguiente, se vio en la necesidad de hacer un nuevo Estandarte de la Alegría, estrenándose un año más tarde, en la Procesión de la Fiesta de Agosto, confeccionado en seda y oro, color encarnado, el color de la Cofradía."



Antonio Martín Piedras/Francisco J. Martín Cocho



















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