jueves, 2 de abril de 2020

Triduo al Cristo de la Humildad y al Entierro de Nuestro Señor.

Último día del triduo.
Hoy dedicado al Entierro de Nuestro Señor.

Escena procesional que, siempre que puedo, reivindico para que recupere su nombre original.

Puedo entender que en su día, y para conseguir quizás su reincorporación a la Semana Santa, se le denominase "Cristo de la Cruz a María".

En cualquier caso esta escena, bella en su factura y composición, tiene cabida perfectamente tanto en la procesión del Viernes Santo como en las procesiones propias de la Cofradía.

Así pues pidamos a Nuestro Señor en su Santo Entierro, para que interceda por todas las personas que están falleciendo en España estos días a causa de esta terrible pandemia.





JOSÉ DE ARIMATEA Y NICODEMO ENTIERRAN A JESÚS:


Después de que el romano le traspasase el costado con su lanza, se dirigió a Nicodemo y le dijo que ya podían hacerse cargo del cadáver.

José había traído para poder el trabajo una escalera, unas tenazas y herramientas necesarias para el desenclavo; a parte de hierbas aromáticas y un sudario nuevo para envolver el cuerpo del Señor.

la lluvia comienza a cesar y en el horizonte se vislumbran claros; el sol quiere hacer acto de presencia, aunque la tarde empieza a caer.

Nicodemo coloca la escalera sobre el palo horizontal de la cruz, se encamina hacia arriba, una vez allí con las tenazas y el martillo quita el letrero que puso Pilatos,
...  INRI, se podía leer.

Una vez hecho esto comenzó a realizar el desenclavado de las manos, colocó una sábana entre los brazos de Jesús para evitar la caída repentina del cuerpo. 
Una vez conseguido eso y José haber hecho lo mismo con los clavos de los pies, comenzó el descenso del Señor.

Su Madre se aproximó a la cruz y, una vez descendido, lo acogió entre sus brazos, durante un instante María imploraba a lo alto mientras que con su otra mano sujetaba el cuerpo de su Hijo. La Magdalena lloraba, aún no había consuelo para ella. Juan ayudaba a los dos judíos.

Nicodemo lo sujetó por los hombros y José por los pies y con sumo cuidado lo trasladaron hasta un sepulcro nuevo, que tenía este último en un huerto cercano.
Le lavaron y embalsamaron según las costumbres judías, para ello usaron 100 libras de mirra y áloe, lo envolvieron en un sudario y sábana limpia y allí lo dejaron sobre una losa, pues era el día de la Preparación.
Rodaron la piedra sobre la entrada del sepulcro y se marcharon cabizbajos a Jerusalén.

No había nadie en el camino de regreso, el silencio parecía haberse apoderado de sus gentes, la noche se echaba encima.
Juan abrazó a su madre y Nicodemo hizo lo mimo con la Magdalena.
José de Arimatea caminaba sólo, con la mirada perdida, hacia aquella luna llena que iluminaba el camino de regreso... 

...camino que en tres días recobraría todo el sentido... Cristo resucitaría.



Que tu Santa muerte reconforte a los familiares de todas las personas que en estos días están falleciendo en España.

Ayúdales a saber llevar con entereza y con mucha paz, la pérdida de sus seres queridos.

También te pedimos por todos los hermanos cofrades que han fallecido, por esta causa o por otras, acógelos en tu Reino, Señor.

Ya disfrutan de la vida plena en tu compañía.


Cristo, tú eres el único dueño de la vida.
Nos concedes el regalo de nacer con un propósito
y de la misma forma cuando ya lo hemos cumplido
nos llamas a tu reino de paz,
cuando tú consideres que nuestra misión en este mundo ya está cumplida.



Que el Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa. Amén

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