San Juan de Ávila, Santo y Doctor. |
Al Cristo Crucificado:
No me mueve mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tu me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muéveme tus afrentas y tu muerte,
Mueveme en fin, tu amor de tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar por que te quiera,
porque aunque cuanto espero no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera.
"Aunque no hubiese infierno que amenazase, ni paraíso que convidase, ni mandamiento que constriñese, obraría el justo por sólo el amor de Dios lo que obra." -cap. L.
El soneto apareció por primera vez impreso en la obra titulada Vida del Espíritu (Madrid, 1628), del doctor madrileño Antonio de Rojas.
UN NUEVO DOCTOR EN LA IGLESIA:
La reducida y prestigiosa lista de los Doctores de la Iglesia universal, de la que forman parte los santos considerados como los más eminentes maestros de la fe, cuenta con un nuevo español, San Juan de Ávila. Este sacerdote manchego del siglo XVI, patrón del clero de nuestro país, fue ayer proclamado Doctor de la Iglesia por Benedicto XVI durante la misa de apertura del sínodo sobre la Nueva Evangelización celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Un gigantescto tapiz con su imagen, junto a otro que mostraba a la religiosa alemana Santa Hildegarda de Bingen, que también recibió ayer esta distinción, colgaba de la fachada principal de la basílica vaticana ante la vista de las decenas de miles de personas que participaron en la ceremonia. Con la proclamación de estos dos nuevos miembros, el elenco de Doctores de la Iglesia cuenta con 35 nombres. De ellos, cuatro son españoles. Además de San Juan de Ávila, los otros españoles son: San Isidoro de Sevilla, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila.
El Papa habló de los dos nuevos doctores como figuras «luminosas» y dignas de «admiración». Recordó que el patrón del clero de nuestro país era un profundo conocedor de las Sagradas Escrituras y estaba dotado de un «ardiente espíritu misionero». «Supo penetrar con singular profundidad en los misterios de la redención obrada por Cristo para la humanidad», comentó, calificándole como un «hombre de Dios» que unía la «oración constante con la acción apostólica».
Sesenta y dos obispos españoles y alrededor de 2000 fieles venidos de nuestro país participaron en la Eucaristía en la que San Juan de Ávila fue proclamado Doctor de la Iglesia.
La proclamación como doctor se ha logrado gracias al trabajo continuo y conjunto del Espiscopado español. «Los obispos han remado en la misma dirección. Todo empezó con la carta que realizaron en el año 2000, cuando se celebró el quinto centenario de su nacimiento. Pedían un esfuerzo colectivo para lograr la declaración como Doctor de la Iglesia universal». También subrayó la labor realizada en este sentido por el cardenal Cañizares en la Santa Sede desde que asumió su cargo en la Curia en 2008.
Antes del rezo del Ángelus, el Papa saludó con afecto a los peregrinos de lengua española y comentó que San Juan de Ávila y Santa Hildegarda de Bingen eran dos «faros luminosos y seguros en el anuncio del Reino de Dios», deseando que «nos ayuden a todos a crecer cada día en la auténtica vida de fe».
La realizó el Papa leyendo la siguiente fórmula en latín: «Nosotros, acogiendo el deseo de muchos hermanos en el episcopado y de tantos fieles en el mundo entero, después de haber recibido el parecer de la Congregación de las Causas de los Santos y de haber reflexionado durante mucho tiempo y haber alcanzado el pleno y seguro convencimiento, con la plena autoridad apostólica, declaramos a San Juan de Ávila, sacerdote diocesano, y a Santa Hildegada de Bingen, monja de la Orden de San Benito, Doctores de la Iglesia Universal. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».
San Juan de Ávila murió el 10 de mayo de 1569. Santa Teresa, al enterarse de la muerte de Juan de Ávila, se puso a llorar y, preguntándole la causa, dijo: “Lloro porque pierde la Iglesia de Dios una gran columna”.
El día 4 de abril de 1894, León XIII beatifica al Maestro Ávila. Pío XII, el 2 de julio de 1946 lo declara Patrono del clero secular español. Pero el maestro de santos tendrá que esperar hasta el año 1970 para ser canonizado por el Papa Pablo VI.
La iglesia de la Compañía de Montilla, donde descansan sus restos, y la pequeña casa donde vivió sus últimos años san Juan de Ávila, son centros de continuo peregrinar de obispos, sacerdotes y fieles de toda España.
En 1970, la XII Asamblea Plenaria se planteó solicitar el título. En 1989 elevó su petición al Papa. En 2002, la Congregación para la Doctrina de la Fe concluyó el examen de los trabajos. En 2011 la Congregación dio su «sí» definitivo. Finalmente, en agosto de 2011, en plena JMJ, Benedicto XVI lo anunció en Madrid.
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