Bien, no sabíamos como titular esta pequeña reflexión sobre la Cofradía de la Piedad y sus procesiones, al menos sobre su procesión del Miércoles Santo.
Así que decidimos titularlo así. "El hecho social y antropológico de la Piedad".
Y por qué así, pues sencillamente porque queríamos exponer en este humilde "blog piadoso", que a pesar de todo lo negativo o de todos los fallos que se hayan cometido, se cometan o puedan llegar a cometerse, desde los diferentes Cabildos de Gobierno de la Hermandad, una cosa está clara.
Y es que la Piedad el Miércoles Santo a las 12 de la noche congrega a una inmensa multitud de cofrades, parroquianos, turistas, pieblo fiel, familiares de cofrades, periodistas, fotógrafos, etc, etc, que hacen de esta procesión algo único en Valladolid.
Es impresionante ver tanta gente congregada, antes en San Martín, ahora frente al Convento de las Descalzas, para ver salir de la Iglesia y luego acompañarla en procesión, a la imagen de la Virgen de la Piedad o "Quinta Angustia".
Creo, sin temor a equivocarme, que es la cofradía y procesión, a título individual, que más personas convoca.
Y una vez dicho esto, nos preguntamos cómo es posible que esto sea así, cuando esta hermandad no ofrece una salida de su templo estilo Angustias, o Nazareno, o Pasión, por poner unos ejemplos.
No hay silencio, los cofrades se visten en la calle, luego se agolpan para recoger su vela o hachón provocando una interminable cola, ellos solos son los que se van colocando a un lado o a otro sin saber muy bien a donde ir, no hay una planta de procesión cuidada, ni que previamente haya sido detallada en el interior del templo, las bandas de música hacen sus corrillos, donde se habla, se hace ruido con el instrumento de turno, dando incluso tiempo para fumarse el último cigarrillo antes de salir.... por fin cuando hay algo de silencio, se pide en este caso, por parte del Hermano Mayor de la Cofradía, permiso a las Hermanas del convento franciscano, para sacar a la Virgen en procesión. Que paradoja más curiosa, alguien que no es propietario de la imagen, pide permiso a alguien, que lo es todavía menos.
Eso sí, luego la Virgen, mientras suena el himno nacional, sale de la clausura.
Hermosa, espectacular, e impresionante la Quinta Angustia, obra del gran imaginero del Barroco, y que tallase para el antiguo convento de San Francisco, desciende por la rampa prepara para dicho momento.
Sólo se ve estropeada su salida, por el efecto sube y baja del ascensor que la ubica definitivamente en su carroza, esperando todavía un ratito más para que se coloquen los ornamentos oportunos, dado que no caben durante la salida.
Aunque luego la marea humana que la devociona y la honra, la acompaña en su PIEDAD hasta su regreso al templo.
Final que también se ve empañado, por la salida de cofrades antes de tiempo, por quitarse el capirote, por la segunda cola interminable de cofrades, esta vez con más prisas, por devolver el hachón. Y porque finalmente la Virgen, después de cantar la Salve, debe esperar otro rato para entrar, con el sube y baja del ascensor de nuevo.
Simplemente es lo observado este año y otros muchos más. Porque pase lo que pase, vaya a donde vaya, la cofradía de la Piedad y la Virgen de su mismo nombre atraen y atraerán siempre a cofrades, parroquianos, devotos, y pueblo de Valladolid.
Porque aunque no se la denomine "Señora" de Valladolid, es la "Señora popular de Valladolid".
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