El paso de la Crucifixión, también llamado de Lonxinos o La Lanzada, fue costeado por la Cofradía de la Piedad a comienzo del Siglo XVII, entre 1610 y 1617.
Lamentablemente no ha llegado hasta nuestros días, pero si que sabemos por el paso de idéntica factura de Medina de Rioseco, como pudo ser éste de Valladolid.
Este de Rioseco fue concertado con el escultor Vallisoletano Andrés de Olivreros y Pesquera, el 25 de Abril de 1673, a imagen del de la Cofradía de la Piedad de Valladolid, por un precio de 5000 reales.
Estaría compuesto de 7 figuras: Cristo crucificado, Ntra Sra, S. Juan, La Magalena, Longinos a caballo y un criado.
A lo largo de los siglos participó en la procesión del Viernes Santo, dejando de hacerlo tal vez cuando la francesada. En 1805 está constatada su salida en procesión, pudiendo ser su última vez.
Después se llevó al Museo, con figuras desperdigadas, sabemos también que el caballo se quemó en un incendio.
El Cristo en la cruz debió quedárselo la hermandad, pues en las pertenencias de la Piedad a principios del XX se menciona un crucificado.
Lamentablemente no ha llegado hasta nuestros días, pero si que sabemos por el paso de idéntica factura de Medina de Rioseco, como pudo ser éste de Valladolid.
Este de Rioseco fue concertado con el escultor Vallisoletano Andrés de Olivreros y Pesquera, el 25 de Abril de 1673, a imagen del de la Cofradía de la Piedad de Valladolid, por un precio de 5000 reales.
Estaría compuesto de 7 figuras: Cristo crucificado, Ntra Sra, S. Juan, La Magalena, Longinos a caballo y un criado.
A lo largo de los siglos participó en la procesión del Viernes Santo, dejando de hacerlo tal vez cuando la francesada. En 1805 está constatada su salida en procesión, pudiendo ser su última vez.
Después se llevó al Museo, con figuras desperdigadas, sabemos también que el caballo se quemó en un incendio.
El Cristo en la cruz debió quedárselo la hermandad, pues en las pertenencias de la Piedad a principios del XX se menciona un crucificado.
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